Ser animadores es todo un desafío, implica compromiso, responsabilidad, esfuerzo, estar dispuestos para acompañar, contener y

alentar a crecer en la fe... no es tarea sencilla, por eso es que nuestros animadores tienen su tiempo de formación, para adquirir herramientas y nuevos recursos que le permitan transmitir más fielmente este camino de vida que nos enseñó Jesús.

La escuela de animadores genera ese espacio de aprendizaje pero además tiene como fin acrecentar los lazos en este grupo de chicos que se juegan por este camino y que quieren darlo a conocer a muchos otros jóvenes.

Nuestros formadores son los "chicos grandes" del Movi, animadores que dejaron y siguen dejando su marca transmitiendo todo lo aprendido en su andar a los que vienen llegando, los nuevos y futuros animadores.
Animarse a disfrutar de lo sencillo, un juego, unos mates, una charla, de momentos de reflexión y

oración y por qué no de cocinar juntos, y poder encontrar la felicidad en cada momento compartido con gente que ve la vida con esperanza.
Creo que vamos por buen camino, ojalá que el Señor nos siga acompañando y nos permita fortalecer este hermoso grupo de jóvenes que cree en la vida.